La meditación llegó a mi vida cuando el ruido exterior y mental era tan fuerte que apenas podía escucharme a mí misma. Comencé con pequeños momentos de silencio hasta que la meditación se introdujo en mi hábito diario preferido e indispensable, lo que descubrí me transformó por completo: encontré la paz interior, fui sanando y aprendí a soltar patrones limitantes y las tensiones diarias que se acumulan sin que lo notemos.

​

Pero fue cuando descubrí el curso de MBSR (Mindfulness Basado en la Reducción del Estrés) cuando di un paso más allá en mi propio proceso de autoconocimiento. A través de este curso, profundicé en técnicas de desarrollo personal y aprendí a observar con más claridad cómo el estrés impacta mi cuerpo y mi mente, y sobre todo, descubrí herramientas prácticas para gestionarlo de manera directa y efectiva. 

​

A menudo pensamos que el estrés solo afecta a personas con trabajos ejecutivos, pero la verdad es que nuestra mente genera estrés cada vez que la vida parece no estar alineada con lo que queremos. Los pensamientos y emociones complican nuestra experiencia diaria, y aquí es donde este curso hace toda la diferencia.

​

Lo que este curso hizo conmigo, a pesar de ser ya una meditadora, me sorprendió profundamente. Y ver los efectos en las personas que lo han hecho, tanto si ya meditaban como si no, me ha dado una certeza absoluta: todos necesitamos este conocimiento. Aprender a observar nuestras respuestas al mundo y llevar el estrés a un espacio mental donde pueda transformarse en crecimiento y motivación es una de las herramientas más poderosas que podemos adquirir.